CONVERGENCIA Y CONCENTRACIÓN DE MEDIOS
Desde la REDAU estamos convencidos e implicados en realizar aportes permanentes en un escenario que nos desafía el surgimiento de nuevas formas de comunicación, nuevos roles de los comunicadores y nuevos perfiles de consumidores.
Sostenemos que las instituciones académicas deben comprometerse en el proceso de desarrollo sustentable con inclusión social de nuestra región.
Días atrás se anunció la fusión entre Telecom y Cablevisión, cuyos accionistas son David Martínez, titular de Fintech y el Grupo Clarín, respectivamente. La empresa telefónica y el cable operador están valuados en US$ 5.000 millones y US$ 6.000 millones, respectivamente. Fintech hoy es dueña del 40% de las acciones de Cablevisión y, por ende, la operación profundizará la relación entre las dos empresas. Podemos considerar esta operación como una de las más significativas en la historia de los medios en nuestro país.
Así, la futura megaempresa concentrará el 42% de la telefonía fija, el 34% de la telefonía móvil, el 56% de las conexiones a Internet por banda ancha, el 35% de conectividad móvil y el 40% de la TV paga. Números que ponen en evidencia la discusión sobre la concentración de medios y su gravitación no sólo en lo económico, sino también en el sistema político y en la producción simbólica.
El siglo XXI no puede entenderse sin los medios masivos de comunicación, así como es imposible entender el siglo XX sin la función de las industrias o el petróleo.
Los últimos años dan cuenta del rasgo histórico de la concentración de una parte considerable de la producción y difusión de datos y contenidos a cargo de un reducido número de empresas.
El resultado monopólico de la concentración implica el control sobre la producción de información, de manera de garantizar ganancias superiores y constantes.
Argentina, como otros países de Latinoamérica, ha desarrollado una historia tecnológica concentrada en su capital. El proyecto de TDA es el primero que viene a romper esta lógica al ser pensado de modo federal, más allá de su vaciamiento actual por no ser funcional a intereses de empresas oligopólicas del sector.
Esta expansión de las industrias mediáticas y de entretenimiento en América latina se inscribe a través de las relaciones de los intereses privados beneficiados por frágiles mecanismos de regulación y control sumado a vaivenes económicos que dejan expuestas a las empresas de medios a ser compradas desde el exterior.
Es lógico que en la discusión aparezcan dos visiones, los grupos empresariales concentrados, que sostienen que la envergadura del medio es clave para con la independencia económica del Gobierno. De esta forma se garantiza la libertad de expresión y la autonomía editorial.
Por otro lado grupos que sostienen que la existencia de prácticas monopólicas y oligopólicas en la propiedad de los medios de comunicación afecta la libertad de expresión y el derecho de la información de los ciudadanos, agregando que las reglas generales de concentración de la propiedad diseñadas para reformar la competencia son insuficientes para en áreas donde están en juego valores políticos, sociales y culturales.
Los medios deberían reflejar la misma diversidad que existe en una sociedad en particular, aunque no coincidan con la sociedad de control que al mismo tiempo los ampara pero los disciplina.
Creemos que el desafío consiste en la búsqueda de convertir un modelo basado solamente en concentración de medios, exclusividad de contenidos, productores hegemónico y visiones unívocas del mundo, hacia otro que integre también otra culturalidad considerada como una trama plural basada en la diversidad de señales, productoras, narraciones estéticas, identidades y actores intervinientes. Identidad versus globalización debe ser un dilema a articular, integrar y resolver.
Esta fusión empresaria deberá ser aprobada por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
Creemos, con desconfianza y preocupación, que estamos frente a una debilidad institucional, ya que la decisión estará exclusivamente en manos de los organismos administrativos que dependen del Poder Ejecutivo. La dimensión del tema pensamos que requiere un abordaje de mayor horizontalidad y legitimidad política, que sólo lo puede entregar la participación del Congreso.
Mter. Claudio Álvarez
Director REDAU