Nuevo ataque al acceso digno a la comunicación e información
Lograr que toda la población mundial tenga acceso a los servicios de la televisión constituye uno de los objetivos establecidos por los líderes mundiales en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. La televisión es importante para fortalecer la identidad nacional, y hacer llegar al público noticias e información, lo que resulta particularmente crítico en situaciones de emergencia.
Muchos de estos servicios requieren utilizar el espectro, lo que vulgarmente denominamos el ancho de banda. Este recurso no renovable es sustantivo en el caso de los servicios de radiodifusión terrestre, como ser la TDA en Argentina, que es un servicio abierto, libre y gratuito.
El espectro dedicado a la transmisión de TV digital, también es ideal para brindar servicios móviles de quinta generación (5G), por lo que países como México, Estados Unidos y Canadá trabajan desde hace años para liberarlo por completo y destinarlo a usos móviles.
Que implica esta liberación? Entregar todo el espectro a dispositivos móviles lleva a que la TV digital terrestre desaparezca progresivamente, instalando un retroceso sustantivo en procesos de inclusión social.
Así la infraestructura básica quedará en manos de grandes corporaciones, sin espectro un servicio gratuito e inclusivo para una región como Latinoamérica muy postergada y atrasada en estos temas y también retira espacios para pymes con teledifusoras locales.
Si bien se amplía el acceso (en realidad solo a los que pueden pagar), quien quiere emitir queda atado a la infraestructura de grandes corporaciones.
En Argentina, de manera velada, el gobierno actual se ha encargado desde hace años de migrar a este escenario de concentración de medios.
Siempre desde esta columna sostenemos que los medios deberían reflejar la misma diversidad que existe en una sociedad en particular, aunque no coincidan con la sociedad de control que al mismo tiempo los ampara pero los disciplina.
Creemos que el desafío consiste en la búsqueda de convertir un modelo basado solamente en concentración de medios, exclusividad de contenidos, productores hegemónico y visiones unívocas del mundo, hacia otro que integre también otra culturalidad considerada como una trama plural basada en la diversidad de señales, productoras, narraciones estéticas, identidades y actores intervinientes. Identidad versus globalización debe ser un dilema a articular, integrar y resolver.
Esperemos que todavía estemos a tiempo de revertir este tipo de situaciones.